jueves, 16 de octubre de 2008

Etapa 3. Nuestras relaciones NOS MANTIENEN A FLOTE

Los seres humanos somos la especie más débil de todos los animales. Desde que nacemos hasta que nos convertimos en adultos pasa mucho tiempo, y en esa etapa necesitamos un buen aprendizaje. Para eso necesitamos la ayuda de los demás, necesitamos convivir con las otras personas. En ese mismo momento estamos destinados a determinados grupos sociales (raza, lenguas, país...etc), aunque con el paso de los años cada uno elige en qué lugar quiere vivir o estar. La pertenencia a un grupo es un elemento fundamental para el desarrollo de la persona. Pero sin duda la etapa más importante de nuestra vida es la adolescencia, cuando la persona construye su identidad. Hay que tener la madurez suficiente para tomar nuestras propias decisiones, aprender de los errores y mirar de cara al futuro, ya que es el momento en el que tomamos nuestras primeras elecciones propias.
Gracias a los genes nos parecemos físicamente a nuestros progenitores, pero eso va mucho más allá. Nuestro temperamento también se forma a partir de ahí. Por otro lado, la convivencia con nuestros padres desarrolla nuestros propios valores,nuestra personalidad. La pertenencia a la familia siempre evoluciona al paso de los años, pero siempre se unen vínculos de amor muy importantes.
Más allá de la familia están los amigos, en los que encontramos un eco de vida propia. La relación se amplia también a lo largo de los años y, sin saber porqué, se siente una mera necesidad de estar con ellos. Son un espacio de confianza y libertad.
Aunque la amistad nace de ese sentimiento de simpatía y otras características, siempre hay que cultivarla, cuidarla y retenerla con mucho esfuerzo, y a veces tomar la iniciativa en los momentos difícles y en los fáciles.
Es mucho lo que a lo largo de la vida podemos recibir de unos buenos amigos.
Por eso gran parte de lo que somos, desde nuestro cuerpo hasta nuestra forma de ser y de pensar, procede de otras personas. Ellas nos han dejado su huella. Asique sin abrirnos a lo que se nos entrega no alcanzamos un desarrollo personal.
Pero la persona también esta abierta a la presencia de Dios, ÉL nos da relaciones afectivas y espirituales porque quiere lo mejor para nosotros. Este ejemplo lo encontramos en el evangelio.
LA VIDA ES UN REGALO.

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